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martes, 13 de noviembre de 2012

Parpadeos que encadenan

Parpadeos que encadenan
Por Mariano Vespa // marianovespa@gmail.com

En la atmósfera, de Daniel Moyano.
Editorial El Mensú, 2012.
Ilustraciones: Emanuel Falconi.


La cuestión del exilio siempre estuvo presente en la obra de Daniel Moyano. Existir o resistir parece ser un imperante cíclico. El 25 de marzo de 1976, un día después del golpe militar, Moyano fue encarcelado. A las pocas semanas se exilió en España, donde residió hasta su muerte. En una entrevista, el autor de El vuelo del tigre señaló: “He regresado a Buenos Aires, como muchos, pero me doy cuenta de que no regreso, aunque regrese. Lo que dejé ya no existe, los hilos están cortados.” Hace poco, el sello cordobés El mensú reeditó la nouvelle En la atmósfera, telón de fondo para repensar experiencias de destierro territorial y emocional.
El protagonista de En la Atmósfera es un preadolescente que arma cajas y mata moscas en una confitería de las sierras cordobesas. La monotonía de la vida comercial se refleja en innumerables espejos. Así lo vive el joven: “cada día cruzaba el puente mientras amanecía, y todo permanecía allí, como siempre en su ferocidad”. Pasa el verano y todo sigue igual. El esquema no se modifica: las empleadas acomodan los postres, la encargada aguarda la visita de su novio y el  dueño controla, exige y reprime. El trabajo conmina el goce, lo silencia. En la atmósfera, no hay lugar para el sueño. Desde la trinchera del sótano, el joven puede ver las piernas de las clientas. Allí experimenta las primeras sensaciones
de placer y resignación.
En la atmósfera, escrita entre 1984 y 1988, abre con la frase “La vida es el susto de un sueño” de Macedonio Fernández. El cambio de voz narrativa sobre el final de la novela lo confirma. El protagonista, ya en su vejez, se pregunta en Madrid, si realmente es posible salir de la atmósfera. La soledad del exilio es la soledad del niño que aparece a la pubertad, dice Pablo Heredia en el prólogo de esta reedición. Los recuerdos son choncacos, sanguijuelas que se pegan en las piernas y adormecen la piel. Sueños, espejos, laberintos. De eso se trata. Las referencias borgeanas son ineludibles. El joven da vueltas en el “jardín amurallado”. Los sótanos se bifurcan. Cualquier lugar es a la vez otro lugar. La atmósfera es la infancia, el desamor, el exilio, la soledad, el contexto. Nos atrapa, nos envuelve y nos convierte. //

Revista TÓNICA Nº6, Buenos Aires, noviembre de 2012
Bajá la revista completa en: http://www.elcec.com.ar/tonica




¡¡¡¡Muchas gracias TÓNICA!!!!

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